sábado, 29 de julio de 2017

El Nuevo Mercado de La Puerta de la Carne

Un barrio, San Bernardo; dos espacios, la Puerta de La Carne y la antigua Estación de Cádiz: pasado, presente y ¿futuro? de un mercado tradicional de Sevilla.


Como la de otros, la historia del nuevo mercado de la Puerta de la Carne es apasionante. Heredero del mercadeo tradicional en torno a la Puerta del mismo nombre y el arrabal de la ciudad antigua, el viejo mercado construido en los años 20 del pasado siglo, bien pudo llamarse de Las Perlas o Minjoar, como la antigua Puerta de entrada y salida del barrio de la Judería. En su día, su planta de estilo racional fue pionera y modelo de arquitectura racional y como casi toda iniciativa de cambio en la ciudad, motivo de debate entre lo antiguo y o moderno, tópico típico de la ambivalencia sevillana que de todo hace encuentro y desencuentro popular.


El mercado con 125 puestos iniciales fue plaza fundamental del abastecimiento de barrios en expansión como el de San Bernardo iluminados por el proceso de urbanización de nuevos espacios y el desarrollo industrial de principios de siglo.


En el ámbito de este desarrollo, algunos años antes aparecieron puentes como el de la calle Oriente, Enramadilla y, el único que sobrevive, de San Bernardo junto al mercado. Apareció también, un año después de la inauguración de la Estación de Plaza de Armas (Córdoba), la de San Bernardo (Cádiz), un nuevo edificio de estilo clásico, con arcos de medio punto y pilastras, con cubierta de hierro de su apeadero que recuerda la imagen de otros mercados antiguos de la época


No es de extrañar que por este parecido y cercanía, la Estación, cerrada como tal en 1991 y manos del Ayuntamiento desde 1999, se convirtiera en Espacio Provisional de los placeros de la Puerta de la Carne, y capítulo por escribir de su historia de vida. Atrás (250 m), quedó como patrimonio inmueble, nunca mejor dicho, el viejo mercado con propuestas de rehabilitación cultural como posible sede del Instituto de la Cultura y las Artes de Sevilla (el nuevo Centro Pompidou al estilo de Sevilla que dirían unos), o de reactivación comercial en torno también a la cultura, ahora gastronómica de lo gurmé y lo delicatesen, semejante a otras iniciativas de reconversión sublime del mercado tradicional (o gentrificación de mercados que dirían otros).


La historia de los placeros, como los del antiguo mercado de la Encarnación, continua ahora en un nuevo espacio, más noble, modernizado y de entorno urbanizado a modo de plaza muy chic, incluido tributo monumental al mercado en forma de gran m (sin puntos suspensivos), tampoco exenta de debate sevillano en torno a lo moderno, o sobre su integración o impacto paisajístico en la fachada principal del mercado, cosas de Sevilla.


El nuevo mercado se inauguró el paso mes de junio, pero los trabajos de rehabilitación del resto del edificio, su entrono y algún detalles que otro del propio mercado continúan para crear un nuevo espacio de encuentro vecinal (la plaza) y otro punto (el resto de la estación) de referencia y cultura, ahora al cuerpo, en forma de centro fitness, equipamiento deportivo, o gimnasio como el del mercado de Sevilla Este, pero a lo bestia, más grande, muchísimo más incluso, al menos así se antoja y se vende, que el propio mercado.


Empieza pues, una nueva aventura, No sabemos si similar a la de otros mercados que obtuvieron mejores ventas en su emplazamiento provisional que en el nuevo edificio remodelado, y acabar vacíos de puesto y gente, atrapado ahora en el limbo de la recalificación urbanística o la reclamación social. Ojalá que no, y en todo caso, más bien tarde que pronto.

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