jueves, 27 de julio de 2017

La Plaza de Abastos de Carmona

La Plaza de Abastos de Carmona es parada obligada de todo paseo por la villa, por ser espacio monumental con sabor añejo de historia antigua de la Carmo romana, encuentro y desencuentro de nobleza andaluza, convento y ciudad capital de los Alcores de Sevilla.


De su pasado romano quedan dispersos mosaicos y fieras de mármol de museo y casa consistorial; de lo medieval, la trama urbana y edificios que la rodean; y del antiguo convento de Santa Catalina de Siena, algunos restos empotrados en la nueva planta porticada de estilo neoclásico repleta de arcos de medio punto sobre columnata toscana.

  

Como otros mercados municpales de la provincia, el de Carmona surge a mediados del siglo XIX como muestra de modernidad y el interés local en materia de salubridad y control fiscal del tráfico de mercancías. De ser espacio central de la actividad comercial de la ciudad, la plaza llega a nuestros días más como recuerdo del pregonar de tenderos y relato de Washington Irving de siglos pasado que como espacio real de mercadeo 2.0 adaptado a nuevos hábitos de compra, nuevos consumidores, nuevas formas y establecimientos de comercio interior.


De los canastos de mimbre y esparto, de los cajones llenos de frutas y hortalizas en tiempo de verano, de pescaderos y carniceros, pocos recuerdos quedan, si acaso el viejo peso del frutero junto a la nueva balanza digital. Poco queda también del ir y venir de gente durante el antiguo jueves de mercado o el resto de la semana,


En el siglo XXI, la Plaza sobrevive gracias al impulso de la Asociación de Comerciantes y la gestión municpal en torno a conceptos como autoempleo y emprendimiento que tratan de mejorar el actual índice de ocupación y volumen de negocio, así como eventos culturales que llena la plaza en días de fiesta.






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