Las Plazas y Mercados de Abastos fueron espacios repletos de actividad comercial y barrio hasta el último tercio del siglo pasado. Hoy, sujetos a nuevos conceptos y fórmulas de comercio interior y proximidad, ante un futuro repleto de incertidumbre, miran atrás con añoranza de un tiempo pasado de pregoneo
y plaza abarrotá
de puestos y gente.
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Nuevo Mercado de La Carne, Antigua Estación de San Bernardo, Sevilla |
La trama urbana y social de nuestros pueblos y ciudades es algo vivo, dinámico y cambiante. El paisaje, como síntesis de espacio y territorio, está sujeto a un proceso de
autoorganización permanente fruto del diálogo continuo entre estructura y función.
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Mercado de La Encarnación, laza de La Encarnación, Sevilla |
Plazas y mercados de abastos son un buen ejemplo de la evolución general de los paisajes alimentarios de la ciudad, y en particular de los asociados a la distribución y venta de alimentos. En la ciudad antigua, el entramado de calles gremiales de mercadería, pescadería y carnicerías, se concentró en la plaza abierta de cajones y tablas, para cubrirse en aras de lo moderno mediante nuevas estructuras a modo de catedrales de hierro y hormigón.
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Mercado de Feria, Calle Feria, Sevilla |
A finales del siglo pasado surgieron nuevos espacios y modelos de negocio de distribución alimentaria. El mercado como servicio público, dejó de ser punto único de venta; la necesidad como principio fundamental de compra dio paso a la disponibilidad y comodidad. La plaza, circunscrita a isócronas de 5-10 minutos de los clientes habituales y al centro histórico en horario de mañana, se alejó del contexto espacial del ensanche y nuevas barriadas de la periferia, así como en el tiempo de desplazamiento y la jornada laboral de lunes a viernes.
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Mercado de Triana, Altozano, Sevilla |
A finales de los noventa y principios de siglo aparecen nuevas versiones del mercado municipal (2.0) orientadas a la transformación y consumo de alimentos, puestos de comida para llevar, productos de cuarta y quinta gama en forma de zumos, macedonias y cartuchos de todo tipo en fruterías, carnicerías y pescadería. La oferta comercial se amplía a la cultura del ocio y el tiempo libre, con librerías, peluquerías, joyerías y culto al cuerpo y el
fitness. El mercado se aleja sí de la estructura y función original y se acerca a una idea de galería o centro comercial que combina alimentación fresca y seca, restauración, cultura y ocio de carácter popular o exclusivo.
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Mercado del Arenal, El Arenal, Sevilla |
En Sevilla, mercados como el de
Trina,
El Arenal y
Feria son ejemplos de este diálogo entre estructura y función que desde lo monumental del emplazamiento original mantiene y adapta plaza. Otros, como el de la
Carne, sustituyen su entorno monumental y barrio y reaparecen como nueva aventura comercial en edificios histórico como la Estación de Cádiz (San Bernardo).
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Mercado de Los Remedios, Los Remedios, Sevilla |
Plazas de los setenta del siglo pasado, como
Las Palmeritas,
Los Remedios o
Nervión, entre otras, e incluso nuevos mercados como el de
Sevilla Este, simplemente resisten, en un proceso permanente de dinamización de resultado incierto a tenor del número escaso de establecimientos e índices de ocupación.
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Mercado de Las Palmeritas, Beatriz de Suabia, Sevilla |
Desde Sevilla Sabe queremos rendir homenaje a estas plazas y mercados como elementos de nuestro patrimonio alimentario y cultural, paisajes llenos de sabor y saber que heredados tenemos la obligación de salvaguardar y transmitir a nuestros hijos en
y de
la mejor forma posible,
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Nuevo Mercado de Sevilla Este, Sevilla Este, Sevilla |
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