domingo, 30 de julio de 2017

Mercado y Plaza de la Encarnación de Sevilla

De los mercados de Sevilla, el de la Plaza de la Encarnación es el mejor ejemplo del diálogo continuo entre estructura y función del espacio urbano.


La imagen actual del Mercado y su entorno, o lo que es lo mismo, de la Plaza de La Encarnación y su mercado, es el resultado del devenir histórico de una parte fundamental de la ciudad. Sobre cimientos de la Híspalis Romana, la ciudad antigua vio crecer en este espacio un entramado de calles y plazuelas en las que se construyen conventos como el de la Encarnación y el de Regina Angelorum, y  en el que se establecen diferentes casas nobiliarias como los Ponce de León y Medinacelli, entre otras.


Tras la desaparición de los edificios religiosos a principios del siglo XIX, se levanta el mercado de la Encarnación a modo de plaza de abasto amurallada con puertas de nombre mítico como Flora, Neptuno y Ceres, entre otros, y 420 puestos repartidos en tres grandes naves y centro neurálgico al que se incorpora una de las fuentes más antiguas de la ciudad, que todavía podemos ver en plaza.


Con el ensanche del eje Imagen-Laraña a mediados del siglo pasado, una parte del mercado desaparece en aras de un nuevo espacio en forma de plaza ajardinada. En los 70. declarado en ruinas, comienza su derribo. Parte de los placeros ocuparán el mercado provisional construido sobre el antiguo Parador de la Encarnación, otros comenzarán una nueva aventura en otros mercados provisionales como el de Las Palmeritas.


A finales del 2010, los placeros vuelven a un mercado renovado incluido en un nuevo complejo dedicado a la cultura, el ocio y al comercio, no exento de polémica habitual entre tradición e innovación arquitectónica o de la buena o mala gestión municipal del desajuste de gastos y sobrecostes de ejecución.


Superados los primeros años de ajuste y adaptación, el mercado se consolida con una amplia oferta de alimentación fresca y seca, así como productos elaborados para tomar y llevar, en un entorno repleto de recuerdos a modo de guiños al mercado provisional.


Sin embargo, quedan cosas por resolver. En lo arquitectónico habría que modificar el acceso al mercado mediante la sustitución de enormes puertas que se antojan difíciles de abrir, y retirar parte del mobiliario de la entrada principal (sur) que resta notablemente visibilidad al conjunto.


Con relación a la gestión, quizá sea pronto para valorar, pero tendremos que ver los resultados de un modelo complejo y amplio de acuerdos entre lo público y competencia municipal, responsable del servicios de abastecimiento, y lo privado con distintos tipos de empresas implicadas, como la constructora responsable de su mantenimiento, los placeros como conjunto y unidos en su día como cooperativa, y el resto de empresarios de los diferentes locales comerciales del gran centro Metropol Parasol.


Entrada dedicada a todas las personas que durante una mañana de domingo compartieron recuerdos y conocimiento en torno a una foto antigua de un mercado sin nombre de Sevilla.

No hay comentarios:

Publicar un comentario