Aguadulce es municipio y pueblo entre Osuna y Estepa, la Campiña y la Sierra Sur de Sevilla, que sabe a fruta y hortalizas, pan y harina de molinos antiguos, aceite y almendra de tierras de secano y caliza.
En una comarca bañada por las aguas saladas del Río Blanco, la presencia de manantiales y corrientes de agua dulce y abundante como las del arroyo Grande o de La Ribera, hicieron de la localidad un auténtico vergel como paisaje, casi borrado ya, de huertas con casillas, acequias y molinos. Ribera, huerta y hortelanos de Aguadulce constituyen el eje de los contenidos del Centro de Interpretación de las Huertas, un equipamiento municipal que apuesta por el holeriturimo como motor de desarrollo.
Del pasado glorioso de su olivar y aceite nos quedan los nombre de molinos y cortijos singulares como los del Marqués, Ipora y La Molina, entre otros, y de su presente y futuro nuevas almazaras como la de Arbequisur y Puricón en el ámbito de la Denominación de Origen Protegida Estepa. Sin embargo, es la huerta panciverde la que proyecta a lo largo de la historia el nombre de Aguadulce a escala nacional, en especial sus habas Giralda que ya en la Primera Exposición Nacional de Horticultura celebrada en Madrid en noviembre de 1930 fueron galardonadas con diploma y medalla de plata.
Aguadulce cuenta con un rico patrimonio cultural de valor arqueológico, etnológico y arquitectónico: huellas de la historia antigua de la Marucca turdetana, la Ipora romana y la Al Wad-Ul andalusí, sin que falten leyendas de tesoros y carros áureos escondidos; viviendas tradicionales de huerta y pueblo blanco de cal y teja; molinos harineros que desde, al menos, el siglo XVIII hasta mediados del XX molieron el trigo de la campiña de Estepa; iglesias como la de San Bartolomé o su cementerio; y fiestas tradicionales como la Romería de San José.
Para saber más:
Ayuntamiento de Aguadulce
Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico
Fuente de imágenes originales: Ayuntamiento de Aguadulce
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